Un estudio realizado por la Universidad chaqueña de UnCaú concluyó con la confirmación de algo que todo el mundo lo sospechaba: el secamanos eléctrico jamás secó una mano.
La muestra fue realizada en 500 baños públicos y el saldo fue determinante: 500 manos mojadas.
Los encuestados además explicaron que luego de intentar secarse en el secamanos eléctrico, tuvieron que recurrir a pasar sus manos por el pantalón o el cabello, logrando de esta manera su cometido.