Los 86 diputados que votaron a favor del veto al aumento para los jubilados fueron agasajados con un suculento asado en la quinta de Olivos. Y como muestra de su “profunda sensibilidad”, decidieron dejar las sobras de cada plato para repartir a un centro de jubilados.

Uno de los diputados radicales, con una sinceridad que sorprende, comentó: “Considerando que los jubilados ya tienen los dientes un poco desgastados por el tiempo, decidimos dejarles los huesitos con un poco de carne, pero sin chupar, para que puedan degustarlos a su manera”. ¡Todo un gesto gourmet!

“Y no se preocupen, también les dejamos ensaladas y un poco de postre”, añadió otro de los representantes del pueblo, como si estuvieran organizando un banquete digno de reyes, pero con un menú más bien… minimalista. ¿Quién dijo que la generosidad no se puede servir en porciones pequeñas?