Los jugadores de Qatar enfrentan un gran dilema. Si hacen goles, se les puede despertar el instinto por festejar y abrazarse.
En Qatar las muestras de afecto en público están prohibidas y mucho más si dos hombres se abrazan.
Por eso el entrenador español explicó que ellos van a jugar a la pelota pero sin patear al arco, “por las dudas”.