Rajá pa ksa! le gritaba la multitud en lo que parecía un claro español. Pero era en Sri Lanka.
Gotabaya Rajapaksa, electo presidente de Sri Lanka a finales de 2019, deberá abandonar el poder este miércoles, forzado por meses de manifestaciones, con el país sumido en la peor crisis económica desde su independencia del imperio británico en 1948 y con una larga lista de promesas sin cumplir.
La imágenes de miles de manifestantes asaltando instalaciones gubernamentales, dándose un baño en la piscina, ocupando dormitorios, jardines y el gimnasio privado de la residencia oficial del presidente, quedarán como el colofón de unas protestas mayoritariamente pacíficas que pusieron fin al legado de Rajapaksa, el “héroe de guerra” que se había convertido en presidente para rescatar a la nación.