Este verano, ante la escasez de recursos, la gente recurre a nuevas maneras económicas de entretenimiento.
Una de las más difundidas en la región litoral del país es sacarse los pelos de los mangos que quedan entre los dientes.
Este entretenimiento puede llegar a durar varios días. Por ejemplo es el caso de Flavio White, un vecino de Resistencia que recorre la ciudad en busca de mangos caídos. Come como una docena por día y luego se pasa largas horas tratando de quitarse los pelos que le quedan entre los dientes.