Llegó a la redacción de Notihumor la historia de Pablo Chifla, un gran jugador de padel que abandonó la práctica de ese deporte.
“Jugaba a la siesta con mis amigos, luego de almorzar. O sea, en lugar de comerme dos o tres milanesas tenía que ser solamente una, para poder correr. Pero fue demasiado sacrificio para mí”, nos explicó el eximio deportista.
“El médico me aconsejó ir a jugar bien liviano, sin nada en el estómago, pero prefiero entrarle nomás a todas las milanesas que quiero y dormir una buena siesta. Que corran los demás”, finalizó.
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